Fundado en el año de 1995 y constituido como asociación civil en el año de 1999, integrado por profesionales y especialistas en las diversas ramas del derecho, teniendo dentro de sus principales objetivos procurar la difusión de la cultura jurídica entre la sociedad mexicana, así como la asistencia social mediante la “orientación legal sin costo” en todo el territorio nacional.

lunes, 4 de junio de 2012

El regreso del verdadero López Obrador

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Jorge Medina Viedas
Los expertos lo anunciaron desde hace casi un año: una sucesión presidencial cerrada entre Andrés Manuel López Obrador y quien fuera el candidato del PRI. Ha ocurrido lo que era necesario para una contienda constreñida principalmente a estos dos partidos: el inevitable descenso de la candidatura del PAN y una ruda movilización del antipriismo en todas sus expresiones y desde todos los frentes, que se propuso reducir la ventaja original del candidato Enrique Peña Nieto.
Y tan importante como estas dos condiciones, una tercera, el regreso al escenario de López Obrador, el verdadero, el original, el que se cubre con el manto de la santidad del “pueblo bueno”, el que se arrodilla y reza sin creer, el que presume pulcritud en el alma y que es capaz de gritar ¡no soy ratero!, rodeado de sospechosos de serlo. Todo por alcanzar el poder.
Vuelve el mismo que remueve el sentimiento de las masas para el voto de la negación del otro, del enemigo, y lo hace como quien pretende transmitir algo más que la emoción para obtener la victoria. Lo que López Obrador siembra de nuevo en la gente es el rencor propio, el resentimiento acumulado de sus derrotas o de sus victorias amargas. No se puede desperdiciar al pueblo para una república del amor.
Así se ha construido esperanza en muchos que se han sumado en estas semanas a su candidatura. No les importan sus propuestas, sino el sentimiento que los identifica, los apetitos de revancha y megalomanía que les ofrece satisfacer, las expectativas de justicia que esperan ver cumplidas para siempre.
En este proceso, el antipriismo se galvaniza, cumple a la perfección el papel motor de la movilización. Se ha revelado proteico y multifacético. Muchos intérpretes y variadas manifestaciones. El gobierno de Estados Unidos aventó a su traspatio los expedientes sucios de los ex gobernadores, puso su parte, artistas e intelectuales mexicanos han dado su voz y su gloria contra el PRI. Gael García, el actor, miraba fija, vitriólicamente a Javier Sicilia en el encuentro en el Castillo de Chapultepec. No era la mirada del padre Amaro. Era como la de Andrés Manuel López Obrador a Enrique Peña Nieto en el debate. De encono.
Los estudiantes sirvieron de detonadores del activismo antipeñista. Pusieron lo mejor de lo que son, pero no para lo mejor de sus reclamos. La izquierda, correosa en estas lides, partidista, perredista, los engulló de un bocado en las islas de Ciudad Universitaria. Dejaron la vanguardia y ahora son montón con la CNTE.
El gobierno de Felipe Calderón, por el lado de las instituciones culturales, financia una cinta con un tema casualmente antipriista y que está a punto de estrenarse. Usted debe saber el título de la película y cual es la intención: Colosio. Ya se exhibió La Cristiada del cubano-estadunidense Andy García, la cual fue recomendada por las cadenas de la Iglesia y el PAN a las familias de “buenas conciencias”. En ella se maldijeron los orígenes callistas y anticatólicos del Partido Nacional Revolucionario, progenitor del PRI. En esta se revivirán las sospechas, no lo dude usted, de un crimen de Estado…priista.
La estrategia es integral en el tiempo y en el espacio: en el día a día, la prensa y la radio, claramente identificadas, repiquetean palabras de condena y crítica contra Enrique Peña Nieto y su partido; de donde vengan y quien o quienes las profieran.
Pero el antipriismo de nuevo cuño mediático rompe paradigmas: cuando “el pase de charola” en la cena con los empresarios volvió a poner en claro la doble moral de Andrés Manuel López Obrador, al otro día, el diario Reforma resaltó los números de una encuesta que lo acercan como ninguna otra a Enrique Peña Nieto, la cual, además de la intención de desviar y neutralizar el foco de las críticas contra el candidato del PRD, tenía el propósito de ilustrar la supuesta efectividad de su estrategia contra el priista.
¿Imaginó el candidato de las izquierdas que el “control de daños” se lo harían estos grupos, en los que se incluyen algunos empresarios que buscan materializar nacionalmente lo que es su edén empresarial en el Distrito Federal? La gestión financiera de 6 millones de dólares de Luis Mandoki y el asesor uruguayo Luis Costa Bonino ante ellos expresó la proclama ideológica del doble lenguaje de López Obrador. Así fue con el argentino Carlos Ahumada, quien demostró, con hechos, la hipocresía del político tabasqueño, convertido en un tartufo que no tiene nada de divertido, pero que como escribió Bergson, “hasta tal punto se mete su papel de hipócrita, que acaba interpretándolo con absoluta convicción”.
El populismo de López Obrador es el mismo. Sus mentiras se repiten. Pero, al parecer, ofrece algo que solo unos cuantos conocen. Porque ahora se ha visto custodiado y aplaudido por jóvenes de universidades privadas, por empresarios que creen que podrán construir el Dubai mexicano de la mano de López Obrador. Panistas y medios que apoyaron a Vázquez Mota quieren que ella abdique de su candidatura y que sus votos se conviertan en votos útiles a favor del candidato del PRD. Una extraña metamorfosis ideológica la que estamos viendo en México.